✅✅ Busquemos Perlas Escondidas de SALMO 22 | Semana del 25 al 31 MARZO 2024 ✅✅
Sl 22:22. ¿De qué dos maneras podemos imitar al salmista? (w06 1/11 29 párr. 7; w03 1/9 20 párr. 1).
En la actualidad, al igual que en el pasado, se nos brinda a los creyentes la oportunidad de expresar nuestra fe en la comunidad religiosa. Una forma de hacerlo es participando en las reuniones donde se plantean preguntas al público. Esta práctica puede tener resultados significativos, como fortalecer la determinación de otros creyentes al compartir cómo hemos enfrentado dificultades. Al citar textos bíblicos sin copiar o al compartir nuestros propios hallazgos de investigación, podemos alentar a otros a mejorar sus hábitos de estudio.
¿Qué perlas espirituales ha encontrado en la lectura bíblica de esta semana?
22:1, 2. ¿Por qué pensó David que Jehová lo había abandonado? David soportaba tanta presión debido a sus enemigos que su ‘corazón se había hecho como cera y se había derretido muy dentro de sus entrañas’ (Salmo 22:14). Igual que Jesús cuando estaba en el madero, es posible que creyera que Jehová lo había abandonado (Mateo 27:46). Sus palabras manifiestan la reacción humana natural en una situación desesperada. La oración que aparece en Salmo 22:16-21, no obstante, deja claro que David no había perdido la fe en Dios.
Salmo 22. El salmista no creía que su Dios sencillamente lo había rechazado o abandonado, porque David pasó a decir que él ‘declararía el nombre de Dios a sus hermanos’, e instó a otros a alabar a Jehová. (Salmo 22:22, 23.) De manera similar, Jesús, quien conocía bien el Salmo 22, también tenía razón para confiar en que su Padre todavía lo aprobaba y lo amaba, a pesar de lo que Dios permitió que experimentara sobre el madero.
22:1—¿Había abandonado Dios a David?
No, pero cuando David estaba bajo intensa presión de sus enemigos, parecía que era así. No obstante, la reacción humana de David a sus terribles aprietos no reflejaba falta de fe, pues siguió orando con confianza por su liberación. (Sl 22 Versículos 16-19.) Un hecho interesante es que Jesús citó de este salmo antes de morir en el madero de tormento. Al preguntar “¿por qué?”, Jesús indicó que estaba sometido a gran presión, a la vez que proclamaba su inocencia de las falsas acusaciones que lo llevaron a su ejecución.
Salmo 22:7, 8. Tal como había predicho David, Cristo sufrió las mofas de la gente cuando estaba clavado en el madero. El relato de Mateo dice: “Los que pasaban hablaban injuriosamente de él, meneando la cabeza y diciendo: ‘¡Oh tú, supuesto derribador del templo y edificador de él en tres días, sálvate! Si eres hijo de Dios, ¡baja del madero de tormento!’. Del mismo modo, también, los sacerdotes principales junto con los escribas y ancianos empezaron a burlarse de él y a decir: ‘¡A otros salvó; a sí mismo no se puede salvar! Él es rey de Israel; baje ahora del madero de tormento y creeremos en él. Ha puesto en Dios su confianza; líbrelo Él ahora si le quiere, puesto que dijo: “Soy Hijo de Dios”’”. Jesús soportó con dignidad todos estos insultos. ¡Qué gran ejemplo para nosotros!
Tal vez Jesús citó unas pocas palabras del Salmo 22 para que las personas recordaran el salmo entero. En aquella época, era habitual que los judíos se aprendieran de memoria la letra de muchos salmos. Así que, si les recordaban un versículo, de manera natural les vendría a la mente todo el salmo. Si esa era la intención de Jesús, entonces estaba ayudando a los discípulos judíos a recordar las numerosas profecías que había en este salmo sobre su muerte (Sal. 22:7, 8, 15, 16, 18, 24). Además, hacia el final del salmo, se explica que “la autoridad real” de Jehová triunfaría y se extendería hasta “los confines de la tierra” (Sal. 22:27-31).
Muchos fieles siervos de Jehová tanto del pasado como del presente han luchado con sentimientos de este tipo. ¿Es usted uno de ellos? Quizás mientras usted está agobiado por una avalancha de problemas, sus hermanos en la fe parecen gozar de la vida, felices y despreocupados. Tal situación pudiera llevarlo a pensar que no tiene la aprobación de Jehová o que no merece su atención. Pero no se apresure a sacar esa conclusión, pues la Biblia nos asegura: “[Jehová] ni ha despreciado ni mirado con asco la aflicción del afligido; y no ha ocultado de él su rostro, y cuando este clamó a él por ayuda, oyó” (Salmo 22:24). Estas palabras proféticas relativas al Mesías demuestran que Jehová no solo oye a sus leales, sino que también los recompensa.